lunes, julio 31, 2006

Paraíso

A Jack le agradaba la idea de que los perros estuvieran ahí con él en la montaña, allá en la parte más alta donde estaban los pastizales, donde debían llevarse las ovejas para que se alimentaran en el verano: día a día, hora tras hora sin descanso. A él le parecía que esos bichos no tenían ningún otro entretenimiento en la vida que no fuera comer, y tal vez echar una tirada de vez en cuando.

Las ovejas no despertaban en él mayor simpatía, excepto por el hecho de que gracias a ellas, Aguirre lo había contratado, había podido ir a Brokeback Mountain y conocer a Ennis del Mar. Pero tampoco se le olvidaba, que ellas eran la razón por la que tenía que subir y pasar la noche en lo más alto, soportar el frío sin fogata, estar despierto casi toda la noche, viajando cuatro horas cada día para poder desayunar y cenar, y sobretodo, lejos del campamento donde estaba Ennis, quien se quedaba tan solo en el campamento como estaba él allí.

En ocasiones, esto lo hacía mirar las ovejas con rabia y ponerse de mal humor, sobretodo cuando se acordaba de los frijoles que lo estarían esperando para la cena otra vez, tal como había sido el día anterior, y el anterior a ese, y casi todos los días desde que llegaron a Brokeback. En estas ocasiones le entraban ganas de matar una de esas ovejas y comerla asada, llevándole una buena ración de carne a Ennis, quien de seguro también estaba cansado de comer lo mismo todos los días.

Pero con los perros era distinto, se había encariñado rápidamente con los dos cachorros que subieron con él a la cima de la montaña; eran perror bien cariñosos a pesar de que no eran mascotas, sino animales de pastoreo acostumbrados al trabajo duro. Uno de ellos se mostraba especialmente alegre cada vez que Jack regresaba del campamento, y cuando se acostaba en el suelo a dormitar un rato, con su sombrero en la cara, la cabeza apoyada en un tronco viejo y caído que hacía el papel de almohada, el perro se sentaba a su lado a vigilar su sueño, acercándose cada vez más como quien no quiere la cosa, hasta que un momento después, estaba durmiendo plácidamente con la cabeza en su pecho.



Jack no se lo quitaba de encima, al contrario, le encantaba sobremanera sentir su calor y el ritmo de su respiración sobre su regazo, era agradable sentirse apreciado y calentito a la vez, ahí donde la montaña era más fría y no tenía nadie quien le hiciera compañía.

En cambio, se había dado cuenta que Ennis sentía especial atención por los caballos, solía tratarlos con bastante cuidado y les hablaba en susurros, además siempre estaba pendiente de colocarlos en un lugar donde pudieran alimentarse bien y tuvieran agua a su alcance. Era evidente que no era de los que maltrataban a los caballos y que tampoco era afín al uso de las espuelas.

Jack al atardecer, se sentaba junto al perro con el rifle en el regazo, y mientras le acariciaba las orejas miraba el horizonte, deseando no sentirse tan solo, soñando con establecerse en algún lado, un lugar para él y para Ennis, en donde pudieran estar juntos sin problema alguno, haciendo las cosas que les gustan, mientras vivieran rodeados de perros, caballos, ¿y por qué no? Tal vez también de estúpidas ovejas, pero que fuera un lugar para los dos, donde Ennis quisiera estar con él tanto como él quería estar con Ennis… un lugar donde los azulejos cantaran y fluyeran manantiales de whisky, porque ¡qué diablos! Cada quien imagina el paraíso como le dé la gana.

9 comentarios:

Dalia dijo...

Hoy no hubo manera que pudiera colocar imágenes. No se si les está pasando lo mismo. Disculpenme esa. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

El paraiso para Jack , es tan simple y sencillo, solo con Ennis y en lugar como Brokeback nada más... tan simple pero al mismo tiempo tan dificil de realizar..

Dalia, como siempre muchas gracias..

Alas dijo...

Cuántas veces habrá vislumbrado el paraíso bajo el ala de su sombrero, en aquellas siestas...en aquel lugar...

¡Qué lindo Dalia!...nada más conmovedor, que los sueños simples, honestos y enamorados de Jack Twist.

Besos.

hermes dijo...

Conmovedor tu relato, la simpleza de Jack es a lo que todos aspiramos, porque en ella está la felicidad.

Dalia gracias por visitar mi casa, bienvenida.

Yo tampoco he podido hoy incluir imágenes.
Un abrazo

un-angel dijo...

Mi Dalia querida, no puedo hablarte de perros, de caballos ni de vaqueros enamorados, porque tengo la cabeza abarrotada de ellos y a veces la calle por la que camino se me vuelve un sendero junto a un río y mis pies los de una yegua revoltosa... pero me encanta la historia, porque creo que Jack tiene más en común con los perros ( que Dios me coja confesado )por su ternura, su cariño y su entrega sin condiciones, en cambio Ennis tiene más con la nobleza y un poco esa dureza e inflexibilidad de los caballos...
Un beso amiga,es una hermosa reflexión

un-angel dijo...

...lo de que Dios me coja confesado es por lo de que Jack tiene más en común con los perros, por si se entendía mal...bueno, no se entendía mal, ¿eh?... Jack es Jack, que diablos...
Otro beso.

Max dijo...

Dalia, no te preocupes por las imágenes. Tus palabras son más que suficientes para ver el paraíso en el que vive Jack esos días.

you dijo...

pues yo me quiero ir a ese paraiso.......

Dalia dijo...

Amigos gracias por sus comentarios que como siempre son alentadores y amables.

Angelito no te preocupes, si se entendía la comparación, pero sino ¡Qué Diablos! tu opinión importa y ya.

Un abrazo a todos, los quiero un mundo.