miércoles, julio 19, 2006

El Ávila


Todos tenemos una montaña que asociamos con la idea de la belleza, de la vida y de la paz. En Caracas, la ciudad donde vivo, hay una montaña, o más bien un cerro, alto, majestuoso, hermoso, lleno de paz y naturaleza que se llama El Ávila.

Todos los caraqueños aman su Ávila, los que venimos a vivir en esta ciudad del resto del país aprendemos a amarlo igual o incluso mucho más que ellos, porque el Ávila nos recuerdan nuestras propias montañas, las de nuestro origen.

Son muchos los que vienen de todos lados de la ciudad para subir por sus cuestas, caminar al aire libre, forzar al máximo su corazón, y principalmente, sentirse unidos a la naturaleza de la cual provenimos todos, y que al vivir día a día en una selva de asfalto vamos olvidando.

Algunos se divierten al subir en el teleférico, emocionados por subir a lo alto, donde hace frío, y donde se puede compartir un momento lleno de paz, de nubes y de hasta de un mar al otro lado de la montaña, que si está despejado podemos disfrutar con toda su majestuosidad.

Si no fuera por el Ávila, ¿qué sería de nuestra ciudad? ¿de nuestro aire? En una metrópolis atestada de autos, edificios, humeantes fábricas, y personas por doquier, donde cada día la vida es más difícil, la ciudad de la competencia, sea por la razón que sea, un lugar en el metro, un taxi, un empleo, o pasar la calle antes de que cambie el semáforo, todo es una lucha día a día en Caracas, pero el Ávila siempre está ahí, con su cima nublada, con sus manantiales, pleno de árboles, de aves y de vida, recordándonos cada día que somos humanos y parte del mundo, parte del planeta Tierra.

Yo en el Parque Ávila Mágica (Febrero 2006)

10 comentarios:

Dalia dijo...

Mi escrito de hoy está dedicado a Neyda, a quien tanto extraño aunque siempre está cerca de mí, y quien además fue la primera que me llevó al Avila y me hizo enamorarme de él.

Alas dijo...

Mucho gusto de conocerte Dalia, ¡qué linda!, una alegría ver tu carita. ¡Un salud por tí, por Neyda y el Avila, por supuesto!.

Besos.

Neyda dijo...

Que linda!!!
Gracias, Dalia por dedicarme este espacio y estas lineas.
Sí, soy una enamorada del valle caraqueño y del cerro El Avila. Como bién digo en mi blog, es una de las cosas que más extraño hoy en día.
En especial conservo en mi mente (como un fama, recuerdos embalsamados jeje) la vista de la montaña fundiéndose con el mar de La Guaira desde Galipán.
Demasiado hermoso...
Espero que lo disfrutes siempre y te refugies en el; ya que es capaz de ofrecernos sensaciones de paz y armonía maravillosas.

Dalia dijo...

Si, es muy lindo el mar visto del ávila, parece mentira que estuviera el oceano tan cerca de Caracas. No he tenido la oportunidad de visitar Galipán, espero hacerlo pronto.

Gracias Alas. Un abrazo para tí.

pon dijo...

Mira qué guapa ella!
En su montaña, la Ávila, qué nombre para un monte. Aquí hay una ciudad muy bonita que se llama así.
Muy hermoso tu post, Dalia.
Yo con un riachuelo me conformo, o con la seta de Unangel.
Un besazo.

un-angel dijo...

...me ha gustado mucho tu post, compartes con nosotros tu montaña particular y un poco de ti misma...
¡gracias!...
Un beso grande, traernos tu Avila nos hace tenerte más cerca.

Max dijo...

Preciosa tu montaña Dalia. Es una gran suerte poder escalar y dejar atrás el ahogo de las grandes urbes para encontrar algo de naturaleza.
Y encantadora en tu foto, al igual que en tus palabras.

Dalia dijo...

Gracias amigos, son un amor.

Anónimo dijo...

Me encanta la montaña, Dalia. También soy amante del monte. Me gusta subirlos, recorrerlos, allí me oigo a mi misma.
Encantada de verte, señor-ita.

Anónimo dijo...

I like it! Good job. Go on.
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