Brokeback Mountain

Falta tan poco, falta tan poco para que se cumpla un año… un año en el que drásticamente me enfrenté a la verdad, al teorema casi matemático por ser universal y perfecto, que dicta sencillamente que: “El Amor es una Fuerza de la Naturaleza”…

Fascinada estaba yo por los pro y los contra que había oído sobre “El Secreto de la Montaña”, como aquí la hacían llamar, y con la idea de que por fin alguien se hubiera atrevido, a mostrar dignamente, el amor que puede existir por dos personas que son del mismo sexo. Me parecía perfecto que esto hubiera causado revuelo e indignación, y que a la vez hubiera movido la conciencia de la gente que es capaz de criticar el amor de dos personas, sin importarle ni detenerse a pensar, en lo que significa realmente la palabra “Amor”.

Sin embargo, no fue hasta el mes de febrero y en plenos carnavales que tuve oportunidad de verla por primera vez, primero por mi trabajo y el ajetreo del día a día, y luego porque mi mamá estaba de visita esos días de asueto, y quería llevarla a pasear por los lugares de Caracas y sus alrededores que ella no conocía hasta ahora.

Pero un día no pude más, estando en el Centro Comercial y viendo de nuevo el póster de los dos vaqueros de mirada baja, le solté a mi madre sin pensarlo bien, “entremos al cine, esa película me han dicho que es muy bonita”. Casi de inmediato me arrepentí, pero no había vuelta atrás porque ya tenía las entradas en la mano. Sin saber aun el impacto que recibiría por la historia, quería verla con alguien que no tuviera prejuicios y me dañara el momento, y lamento decirlo, teniendo mi mamá un carácter fuerte y siendo una persona algo chapada a la antigua, no estaba segura de cómo reaccionaría a la trama de la misma.

Solo puedo decirles que no me arrepiento de haberla visto en ese momento: a pesar de que hubo gente que empezó a salirse del cine, no bien empezaron Ennis y Jack a compartir en la montaña, y algunos incluso se reían como idiotas por casi cada escena; pero mi mamá estaba tranquila, con los ojos muy abiertos y pasmada por tanta belleza, y sobra decir que yo también lo estaba.

Cuando terminó, salimos ambas en silencio y continuamos así un buen rato, que fue interrumpido cuando al fin mi madre dijo: “¿qué importaba que fueran dos hombres si se amaban tanto?”. Yo sonreí en silencio… aun no entendía mis sentimientos excepto que sentía el corazón hinchado, melancólico y herido…

Y así transcurrieron dos días más, y hasta que ella no se fue a casa, yo no tuve tiempo de llorar a solas: desencarnada, triste y desoladamente, sin aun saber bien por qué lloraba: por Ennis que se quedó solo, por Jack que había muerto por una razón no bien aclarada, o si era por mi misma que nunca he amado ni me han amado de tal manera. Ahora sé que era por todo eso junto.

Además, junto a la tristeza vino la obsesión… buscar, buscar y buscar... por Google, por Yahoo, por todos lados; hasta que al fin un buen día conseguí la Hoguera, y de ahí salté de inmediato al blog de mi amado PutoJackTwist

Cambiaron mis perspectivas: descubrí que no estaba loca, que no era una maniática compulsiva obsesionada con una sola idea, que no era la única confusa y llena de sentimientos contradictorios de amor, dolor y ansiedad… simplemente estaba enamorada como nunca lo había estado… de una montaña, de un cielo… de dos vaqueros que se amaban entre sí… de la música de Santaolalla… de los caballos, las ovejas, los perros… de cada piedra y cada árbol que fue parte de la historia… de Jake Gyllenhaal y Heath Ledger que le daban vida a Jack y Ennis.

De tanto buscar pude conseguir el libro en Internet en inglés y yo misma lo traduje, llorando a cada rato por los pequeños detalles que complementaban la historia, al tiempo que empecé a leer los blogs de todos los links que tenía El Puto Jack Twist.

Algo trascendental había ocurrido una vez más: había encontrado a mi familia, mi familia de espíritu… la que nunca lograba hallar y por la que había llorado mares… la que no sabía dónde estaba… mi familia Brokeback, mi familia Del Mar, mi familia Twist…

Una familia compuesta de personas tal y como yo las soñaba: llenas de sonrisas, amor, belleza, palabras, inteligencia, humildad, solidaridad, y de qué se yo cuántas cosas más…

Al principio no sabía ésto pero lo intuía en el corazón. Ni siquiera me atrevía a escribir los primeros días en el blog del Puto: solo leía y lloraba, sonándome los mocos a cada rato y diciéndole a mis compañeros de trabajo que tenía una alergia terrible. Luego empecé a dejar pequeños comentarios, pues no me sentía a la altura de las circunstancias, ¿cómo iba yo a ser capaz de escribir algo de tanta sonoridad, sentimiento, calidez y belleza como lo hacía el PutoJackTwist? ¿o Pon? ¿o Alas? Ó… ó…. ó… todos… todos escribían como poetas griegos… yo me limitaba a llenarme de ese amor literario…y a comentar siempre “bello”, “hermoso”, “te felicito”… todavía muchas veces lo hago pasmada de tanta belleza.

Cuando el PutoJackTwit decidió no escribir más en su blog, sentí que me quitaron el piso de debajo de los pies otra vez. Otra pérdida más… una que me llenó de tristeza… pero entendía por qué lo hacía…

Eso fue en parte lo que me incentivó a escribir por primera vez… quería dar un poquito de lo mucho que había recibido de él, de todos aquellos blogs, aunque no fuera tan bueno, ni tan perfecto como lo que ustedes escribían; también quería retribuirle un poquito a Jack y a Ennis, a Jake y a Heath, del amor que ellos nos dieron con su historia, y del que aún nos dan cada día que pasa y los recordamos. Y deseaba también construir un hogar, lleno de luz y amor, de girasoles cálidos para el verano y de nieve brillante para el invierno, y compartir junto a mi familia Brokeback los días en la montaña, con la fogata, los sombreros, y la sonrisa en el corazón.

Gracias a todos por ser mi familia Brokeback, nos seguiremos viendo en la montaña hasta que Dios nos lo permita.