viernes, octubre 13, 2006

Un Regalo Para Ennis

Aun Jack se sentía abrumado por el regalo de Ennis, sentía que se sonrojaba como una colegiala cada vez que se acordaba de él poniéndole los guantes en sus manos frías y entumecidas.

Siempre había querido regalarle algo a Ennis, pero ¿qué? ¿y como hacerlo sin ofenderle o enojarle? Pero ahora sentía un mayor deseo de hacerlo, se estrujaba los sesos pensando en el presente perfecto y el momento adecuado para dárselo.

No era una tarea fácil, pero confiaba en que descubriría la manera. Sabía que conocía a Ennis como nadie más.

Por ejemplo, podía pensar: ¿qué cosas le gustan a Ennis? Muchas cosas comunes y normales para un vaquero: los caballos, las camisas a cuadros y rayas, los cigarrillos, el café caliente por la mañana, una buena colcha… ¡diablos!, ninguna de esas cosas servía, así que tendría que seguir pensando.

Así pasaron algunos meses, incluso volvieron a verse de nuevo en las montañas, pero Jack aun no conseguía nada adecuado para Ennis.

Él quería que fuese el regalo perfecto, y no hallarlo le hacía sentirse frustrado y molesto consigo mismo, llegó el momento en que prácticamente desistió de la idea: Era una idiotez que un regalo pudiera generarle tanta ansiedad, pero peor aun era no conseguir el regalo adecuado para alguien de gustos tan sencillos, pero que a la vez era la persona más importante en su vida.

Finalmente no insistió más, se catalogó así mismo como “idiota perdido” y ya no se esforzó más. Darle un regalo a Ennis sería algo más a lo que tendría que renunciar.

Unos días después, a insistencia de Lureen comenzó a arreglar el desván, ya estaba cansado de que ella le machacara con lo mismo:

-“Jack ¿hasta cuando te lo tengo que pedir?, por favor, ¡arregla el endemoniado desván!. Es un peligro para Boby y para nosotros también, todo está desordenado y si una de esas cajas llenas de trastos viejos se viene al suelo van a aplastar a alguien.”

Jack sentía el deseo de mandarla a hacer gárgaras y decirle que el 80% de todas esas cosas eran de ella y de su adorado papi, pero para evitarse la molesta discusión se metió su respuesta por el bolsillo, se dirigió al desván resignado a pasar una tarde de calor y polvo, pero con la firme intención de botar a la basura la mayoría de las cosas y no volverlas a guardar.

Luego de varias horas de calor y trabajo sin mucho fruto, una pequeña caja con su nombre escrito a un lado cayó a sus pies. Dejó lo que tenía en las manos y recogió la caja rebuscando en su contenido para ver que cosas tenía.

Eran pocas cosas, algunas camisas viejas que se negó a botar porque eran de la época de Brokeback, las pocas que no había dejado en casa de su padre y quería tener cerca de él.

Agarró una camisa oscura, que era una de sus favoritas de esa época, lo cual le hizo sonreír mientras la extendía pensando en lo anticuada que parecía ahora. Para su sorpresa, un objeto cayó de uno de sus bolsillos: la vieja y aplastada armónica que solía tocar incansablemente en la época de Brokeback y que tanto hizo gruñir a Ennis.

Su cara se iluminó, ¡ahí estaba delante de sus narices!, ¡era el regalo perfecto!: no valía nada en dinero, el único valor que pudiera tener se debía el hecho de haberla tenido en Brokeback, además, estaba seguro de que Ennis la recordaba porque aún le había hecho bromas respecto a ella y a lo mal que solía tocarla. Esa armónica no era un objeto que ofendería a Ennis, solo era un tonto recuerdo de viejos tiempos y nada más.

Salió presuroso dejando el desván mal ordenado, se fue en su camioneta así como estaba, sucio y mal arreglado, se dirigió al correo apresurado sintiéndose feliz y aliviado.

"Ennis, esta es una deuda de hace tiempo, espero que la disfrutes. Por los viejos tiempos,

Jack".

Pocos días después Ennis cogió el paquete que llegó por correo dirigido a su nombre y lo escondió de las miradas inquisitivas de Alma.

Ese Jack se vuelve cada vez más imprudente - Pensó algo molesto mientras se dirigía a su camioneta. Esperaba que no fuera nada llamativo o que le hiciera meterse en más problemas con Alma, estaba harto ya de pleitos y discusiones con ella.

Abrió el paquete impacientemente, rompió la envoltura con curiosidad ansioso de ver su contenido. Mayor no pudo ser su sorpresa:

La armónica…

Se sintió abrumado, feliz, confuso y emocionado. Hubiera querido salir corriendo en su camioneta, conseguir a Jack lo más pronto posible y agradecérselo personalmente. No quería llorar como un tonto, pero no pudo evitar soltar una lágrima que se secó con impaciencia.

Ahora él también tenía un tesoro y algo más que recuerdos, añoranzas y deseos. Sonreía y se sentía feliz.

Por un buen rato largo la calidez no abandonaría su corazón.

12 comentarios:

Dalia dijo...

Luego que escribí el regalo de Ennis para Jack, quería que Jack le devolviera el gesto a Ennis pero no se me ocurría nunguna manera así al igual de jack desistí de la idea de un regalo para él.

Cuando estaba escribiendo el relato de la armónica, se me ocurrió que precisamente este hubiera sido el regalo perfecto para Ennis de parte de Jack y el cual no ofendería su orgullo.

A la final, los escribí ambos, ahora cada uno tiene un regalo que es una promesa callada de amor.

Alas dijo...

Me gustaría haber visto la cara de Ennis al recibir ese regalo, insisto en que siempre estás muy cerquita de ellos, lo que es muy bueno, porque nos compartes luego esos momentos tan tiernos, tan conmovedores...

Gracias mi querida niña Dalia, siempre estás en todas partes.

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Gracias Dalia... esa armónica... cuántos recuerdos... parece que la escucho...

Esa sensación de los regalos... de enviarle algo a alguien e imaginar qué cara pondrá con la sorpresa... ME ENCANTA, me crea mariposas en el estómago anhelando conocer todas las sensaciones de quien recibirá un regalo que fue pensado sólo para esa persona...

Las lágrimas no pueden evitarse cuando el regalo es tan sencillo y que por eso mismo llega directo al corazón. Y creeme amiga que yo sé bien de qué hablo... las dos sensaciones (las de dar y recibir) son muy caras a mi corazón y las disfruto muchísimo.

Besotes.

Gracias por tu relato. Otro tesoro.

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Y el regalo, cuanto más sencilllo... MEJOR, ¿no?

Anónimo dijo...

Gracias Dalia, me ha encantado tu relato.
No imagino mejor regalo para Ennis.
Besos.

un-angel dijo...

Ay Dios, me vengo de casa de Solo Max con el corazón en un puño y ahora mira lo que me encuentro aquí... caray que mañanita me estais dando...
Un besote, gracias.

hermes dijo...

Dalia, hace unos días fue mi cumpleaños y ¿ sabes el regalo que más me emocionó ?, no te lo creerás, pero fue una caja muy bien envuelta, con un lazito y todo, la caja era dorada y estaba ¡ completamente vacía !, pero yo sabía muy bien lo que contenia, no era nada material.

Max dijo...

Precioso regalo Dalia...directo al corazón. Un beso.

pon dijo...

Jo qué bonito, me imagino la cara de Ennis y el salto de los latidos, ayyyy.....

Dalia dijo...

Gracias a ustedes mis amigos, el regalo más hermoso que he recibido hoy es su respeto y su cariño.

Anónimo dijo...

A pesar de todo seguro que la música más maravillosa saldría de esa armónica.
Como me gustaría tenerla entre las manos.

Dalia dijo...

A mi también Cristi.