martes, junio 20, 2006

Hoy en la Mañana

Hoy tenía planeado algo distinto cuando llegara aquí, hoy el día iba a comenzar de otra forma, era otra la historia que iba a colocar en este espacio para compartir con ustedes mis amigos, que tanta alegría me dan cuando visitan mi hogar, y cuando me reciben en el suyo.
Pero hoy sucedió algo que no esperaba, al llegar a la oficina, temprano como siempre (me gusta llegar temprano y tener tiempo suficiente para leer sus mensajes, ir a sus blogs, y disfrutarlos plenamente) antes de empezar mis actividades diarias, una persona con la que muy poco suelo conversar y cuando lo hago es principalmente de trabajo, alguien con el que, para ser sincera, no me la he llevado muy bien muchas veces por situaciones relacionadas al trabajo y que también le involucra, esa persona se acercó hacia mi y me invitó a su oficina a charlar un momento.
Yo me extrañé, pero sin tratar de pensar que era para comentarme algo malo, o hacerme un llamado de atención, fui hacia allá dispuesta a escucharle fuera lo que fuera, y mi sorpresa no pudo ser más grande.
Esa persona, la que es tan dura a veces con mi trabajo, la que más me ha hecho enojarme y fastidiarme, la que muchas veces he tachado de petulante (y hasta de ignorante), y que además, sé que no soy yo sola la que lo piensa sino que es un sentir general en mi lado de la oficina, esa persona se invitó, y me dio unas palabras de apoyo, consejos y de ánimo que no me hubiera esperado jamás.
Por ningún motivo quiero pensar que hay otro motivo escondido en sus palabras, de que desea que haga algo incorrecto, de que me equivoque, o algo por el estilo, sino que a pesar de que hayan existido inconvenientes, desacuerdos y diferentes puntos de vista, esa persona ha apreciado mi trabajo, mi profesionalismo, mis ganas de hacer las cosas lo mejor posible, y que afortunadamente, yo también he apreciado de su manera de trabajar, aunque no se lo he dicho nunca y no esté tan contenta de como se hacen las cosas algunas veces.
Es bueno recibir esas lecciones de la vida, más bien es invaluable que la vida aun te pueda dar sorpresas positivas donde no las esperamos, que nos haga recordar que en todas las personas siempre hay cosas buenas y positivas, no solo para si mismas sino para los demás, que las situaciones más difíciles pueden tener buenas consecuencias; esas son las cosas que me hacen estar feliz de estar viva, de ser capaz de aprender, de querer ver siempre los buenos aspectos de la gente, y de que todos como seres humanos quieremos felicidad y paz.
Un abrazo a todos, fue un placer compartir esto ustedes, cada día los quiero más.

5 comentarios:

Alas dijo...

Me alegro de ese momento inesperado. Sorprenderse positivamente de las personas es algo que sin duda merece la pena compartir...un abrazo por eso!!!!

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Comparto con vos la sorpresa... esos momentos son tan pocos... pero tal vez por eso mismo es que una termina disfrutándolos tanto, ¿no? ¿Por qué será que la aprobación es tan dificil de mencionar y la desaprobación esté siempre en la punta de la lengua?
En fin... ¡disfrutá de esta alegría! Que seguramente bien merecida la tendrías.
Bien Dalia, MUY BIEN!

Max dijo...

El reconocimiento al trabajo y al esfuerzo dificilmente se verbaliza. Y si llega de quien menos lo esperas es como un pequeño milagro que puede hacer salir el sol en pleno invierno... Disfrutalo.

pon dijo...

Si señora!
Donde una menos se lo espera, se lleva la sorpresa.
Un beso.

Anónimo dijo...

Nuestros días están llenos de gestos, de miradas, de palabras.
A veces no es tan importante el que como el como. No es tanto el en que nos parecemos como el respeto de nuestras diferencias.
Enhorabuena por tu placer.