miércoles, junio 21, 2006

La Espera

A Ennis nunca le gustó leer, y las cartas nunca le habían dado emoción alguna, si acaso leía los folletos sobre sillas de montar o algún periódico que tuviera algo que ver con los caballos, pues esos animales tenían mucho ver en su vida; pero al escuchar de labios de Alma que había recibido una carta, y que ésta además fue remitida por un tal Jack Twist, sintió como que el mundo y el tiempo se hubieran detenido a la vez, y que no iba a ser capaz de llegar lo suficientemente rápido donde estaba la carta, y mucho menos iba a poder leer a la velocidad que hubiera querido las cortas líneas escritas con la desigual letra de Jack.

“Amigo esta carta es una deuda de hace mucho tiempo. Espero que la recibas. Escuché que estabas en Riverton. Yo iré allá el 24, pensé que podía detenerme allá e invitarte una cerveza. Envíame una línea si puedes, y dime si estarás allá. La dirección de retorno es Childress, Texas.

Jack Twist”


Ennis salió lo más rápido que le permitió su vieja camioneta, y garrapateó en una postal “Apuesta a que si”.
Jack vendría, no sabía si poder creerlo, no le había olvidado en estos cuatro años, parecía que no le recordaba con rencor, y además había hecho lo posible por dar con él; todas esas palabras se repetían como un mantra en su cabeza una y otra vez.

¿Y se repetirá lo que sucedió en la montaña? ¿Sentiría lo mismo que antes cuando lo al fin lo viera? No, eso no era posible, ahora era un hombre casado y un padre de familia, por Dios, tenía dos hijas a quien respetar, pero…. Pero era Jack, el mismo Jack que le enseño a besar con rudeza y ternura a la vez, el mismo Jack que lo hacía reír aun sin querer hacerlo, el que lo atormentaba con su armónica solo para hacerle rabiar, el que refunfuñaba de descontento por la comida para luego comérsela y relamerse de gusto, el que tenía una pésima puntería aunque le quisiera atinar a un inmenso alce pero que insistía día a día en lograrlo sin darse por vencido…

Y… ¿que sentirá Jack?, tal vez solo quiere tomar una cerveza con un viejo compañero de trabajo, recordar los viejos tiempos con alguien con quien mantenía un secreto, pero de seguro no quería algo más allá, tal vez ya estaba casado y se hubiera olvidado de aquello, o… o... ¿habría encontrado alguien más? ¿otro tipo que lo haría sentir lo mismo que sentío cuando estaban juntosl? No… ¡NO!… No quería pensar en eso, era demasiado confuso y le hacía sentirse como un saco roto, como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago y le hubieran revuelto las entrañas; sus hijas..., si, en ellas debía pensar, y en Alma, no en la montaña, en la carpa, en la calidez de Jack… y ahí iba otra vez... siembre Jack...

El tiempo que faltaba para el 24 no pasaba lo rápido que debía, era como si algún misterioso ser que controlara el tiempo se hubiera confabulado para hacerlo pasar tortuosamente lento.

Alma no podía entender el humor cambiante de Ennis, a veces sonreía en silencio mirando al vacío, o sino por cualquier cosa explotaba y se ponía de muy mal humor, y se la pasaba murmurando para sí mismo no se sabe qué cosas cuando estaba a solas, y más raro aún, no iría a trabajar el día que su amigo vendría. Alma no se acordaba de haber visto a Ennis faltar al trabajo ni en invierno ni en verano, pero ¿quien podía entender los hombres? Algunos amigos son importantes tanto como la familia, “los vaqueros son tipos muy particulares”, pensó Alma creyendo que comprendía a Ennis.

Hasta que por fin el día llegó, Ennis apenas se podía contener, se sentía como un niño que despierta antes de tiempo en la tan esperada navidad; se levantó muy temprano, se afeitó, y se puso su mejor camisa, la que Alma le compró para que fuera al servicio de la Iglesia y que nunca logró que vistiera.

Miraba el reloj, refunfuñaba y se asomaba a cada rato por la ventana, aún sabiendo que no era él quien llegaba. Empezó a tomar cervezas tratando de mantenerse calmado, de enfriar su cabeza y sus sentimientos en esa caldeada sala, hasta que llegada la media tarde, empezó a creer que había sido una burla de Jack, que no se iba a presentar. No sabía que sentir al respecto, así que siguió bebiendo cada vez más huraño.

Hasta que finalmente escuchó la vieja carcacha acercarse, la misma de hacía cuatro años en los tiempos de Brokeback, él la habría reconocido a un kilómetro de distancia; y al asomarse por la ventana, ahí estaba, Jack Fucking Twist, ahora todo estaba en su lugar: Ennis sabía perfectamente que significaba la emoción que explotaba en su pecho y podía ver en los ojos de Jack que sentía lo mismo que él… mi cariñito…

9 comentarios:

Max dijo...

¿Sabes Dalia?
Ese "cariñito" o "little darling" tal como lo leí en el libro la primera vez, me mata.
Me parece de lo más conmovedor, teniendo en cuenta el esfuerzo (o no, porque se le escapa irremediablemente del fondo del corazón en ese momento) que supone para Ennis decir algo así a alguien que no son sus hijas o sus caballos.

Dalia dijo...

A mi también, que tristeza que no lo pusieron en la película. A mi me conmovió mucho poque Ennis no es de los que se expresan demasiado con palabras

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

Aún así, aunque "little darling" no aparece... está ese gesto, mínimo, sutil, cuando paran de besarse, cuando Jack quiere más y entonces Ennis apoya la frente en la de Jack y acerca su nariz, haciendose un mimo... Anaenbrokebackmountain lo describió perfectamente: como un gato, ronroneando.
Si los besos del reencuentro me desarman, ese gesto que dura un mínimo instante, me estremece, me embriaga, me seduce... es hermoso.

Dalia dijo...

si, es hermoso también, Ennis sabe expresarse más de lo que cree.

Alas dijo...

Ese reencuentro mi Dios...desde el momento en que Ennis aparece cerca de la ventana hasta que acaban en el Motel, es de una maestría y sensibilidad a prueba del más duro. A lo que ya han comentado, me gustaría añadir el rostro de Jack Twist después de ese “ronroneo” de Ennis, siempre me quedo viéndolo y digo...¡está devastado!...¡ni siquiera sabe que pasó, si apenas empezaba a recordar como eran sus besos!... (¡y no sé cómo diablos Gyllenhaal lo expresa tan bien!)...y luego, cuando Ennis le presenta a Alma, esa voz que apenas le sale por la emoción de lo que ha vivido segundos atrás; y cómo tiene que esconderse finalmente bajo el sombrero porque es imposible que siga sosteniendo la mirada de Alma...

Gracias Dalia por hacerme recordar todo esto...si parece que las 7 cervezas me las hubiese bebido yo!!!!...un abrazo inmenso.

Dalia dijo...

Yo siempre que veo esa escena lamento un poco cuando la cortan para pasar la parte de Alma entrando en la casa devastada, ese momento de ellos dos juntos por primera vez en tanto tiempo me gusta demasiado, por mi pudiera haber sido eterno

Alas dijo...

Pues mi teoría es que Ang Lee nos hizo protagonistas de todo lo que ocurrió ahí, la felicidad de ellos era intensa, pero breve y con esas interrupciones, nos plantó en su pellejo, una y otra vez...

Dalia dijo...

me imagino que así es, no quería que nos hicieramos la idea equivocada que todo iba a ser perfecto, cada momento de corta felicidad estaba seguido de otro que interrumpía lo anterior.

un-angel dijo...

...parece que nunca acaban de aportarnos cosas y recuerdos bonitos estos vaqueros enamorados... gracias amiga por traerlos tú de tu mano en esta ocasión.