miércoles, junio 28, 2006

El Regreso

No lo quería aceptar, jamás lo aceptaría delante de nadie, apenas si podía hacerlo para sí mismo: su mundo se estaba cayendo y se sentía como si el piso fuera retirado de sus pies y estuviera cayendo a un vacío sin fin.

Algo ya presintió cuando vio a Jack desmontando la carpa desde el camino que venía de lo más alto de la montaña, esa carpa donde habían compartido tantas cosas que no se podían describir; ya casi todo el campamento estaba recogido, la hoguera estaba apagada y sus pocos víveres empacados.

Jack parecía tan despreocupado y tranquilo cuando se lo dijo: Aguirre volvió, le dijo que debían bajar ya, una tormenta que venía del Pacífico.

Ennis se sintió tan molesto que dijo lo primero que se le ocurrió, que no iban a recibir el pago de un mes completo por tener que bajar antes de tiempo. Y Jack inocentemente le ofreció su dinero, ese que él sabía que de ninguna manera le sobraba, sino todo lo contrario, o sino ¿qué diablos hacía ahí trabajando para el mal nacido de Aguirre?, “no necesito tu dinero, no soy un muerto de hambre”, le soltó molesto, ¿Qué se habrá creído el muy desgraciado?

¿Es que Jack no lo veía? ¿era tan corto de mente que no se daba cuenta? Todo se terminó, ahora cada uno debía volver a sus vidas de antes; se acabaron los días de risa, comer amenamente al lado de la fogata, vivir esos momentos en que en los que se olvidaban de mundo y solo existían los dos, ya no más besos, caricias esa pasión que compartían, el fin de las diarias despedidas y encuentros… y ahora… ya no podría estar más tiempo cerca de Jack; verlo recoger las cosas con tanta calma le hace sentirse enfermo, le provoca ir a caerle a golpes por su tranquilidad, le provoca gritarle “¡Jack, hijo de puta!, ¿es que no ves que se acabo nuestro verano? ¿Es que no te importa un carajo? Brokeback no será nuestro hogar nunca más”.

Necesita pensar a solas y acostumbrase a la idea de que vería de nuevo a Alma, esa mujer en la que no había pensado casi en dos meses, en que de seguro ya habría terminado de coser su vestido de bodas, en que ahora ella sería su familia…. ¿Y Jack? No será sino un recuerdo, tendría que sacárselo de la cabeza y del corazón, pero ¿cómo diablos?

Y ahí viene el muy idiota, ya terminó de recoger todo, viene jugueteando con el lazo, se lo lanza y lo atrapa diciendo: “hora de partir vaquero”.

Pero ni se crea que está de humor para juegos, se levanta casi sin mirarlo y se va hacia los caballos, pero Jack no se va a dar por vencido tan fácil, “un último juego” piensa tranquilamente, de nuevo logra lazarlo pero por un pie esta vez. Ennis se siente caer como un tonto casi al mismo tiempo que se da cuenta, pero con la misma soga atrae a Jack al suelo junto con él.

Jack no entiende si es un juego como los que solían compartir o algún tipo de pelea, pero sea lo que sea se lanza junto a Ennis, al principio riendo pero reaccionando rápidamente al recibir los golpes, empieza a devolverlos con la misma fuerza, mientras respiraban agitadamente como dos caballos salvajes.

Jalones y golpes van y vienen, ruedan por el piso agitadamente mientras que la intensidad de los puñetazos va aumentando, y casi sin darse cuenta de cómo, Jack golpeó en la cara a Ennis, el cual comenzó a sangrar abundantemente por la nariz.

A Jack este golpe le dolió más que al mismo Ennis, se acercó rápidamente a tratar de limpiarle el rostro con las mangas de su camisa, casi sin poder creer en su mala suerte, primero la rabieta de Ennis y ahora esto, como si no fuera ya bastante que se tuvieran que devolver a Signal y bajar de la montaña, pero él como siempre era un tonto, tratando de no derrumbarse por Ennis, de mostrarse fuerte por él y de mantener la esperaza de que tal vez se verán de nuevo algún día, que Ennis tal vez querrá tratar de seguir cerca de él, pero ahora sus pocas esperanzas se habían ido al diablo, el puñetazo que le dio Ennis dejándolo en el suelo tendido, y su mutismo luego que emprendieron la bajada lo decía todo.

Dos camisas, eso sería lo único que le quedaría ahora a parte de un montón de recuerdos, la camisa de Ennis, la cual agarró sin que éste se diera cuenta mientras iba al río a lavarse la sangre, y la suya propia, ambas manchadas con la sangre de Ennis, esa sería lo único que tendría para probar que todo lo vivido en Brokeback Mountain no había sido uno de sus tontos sueños.

No había espacio para ningún rencor, para ningún sentimiento de rabia contra Ennis por la pelea sin sentido que habían tenido, por la manera que le había contestado cuando le ofreció su dinero, por la rabia que le mostraba ahora, solo había lugar para la pena, para la tristeza y para el sentido de que debía continuar, reunir fuerzas suficientes y volver, para luchar por lo que Ennis significaba para él, porque dos camisas nunca serían suficientes, y la soledad ya no tenía razón de ser en su vida.

Ennis nada podía ya decir, no quería sentir nada más, se sentía como un piedra que rodara cuesta debajo de la montaña, reencontrándose con el destino que se había impuesto tiempo atrás, y del que sentía que no tenía escapatoria, aunque los días vividos en Brokeback le habían demostrado que existían muchas cosas más.

5 comentarios:

Alas dijo...

El regreso fue todo un shock para Ennis, porque aunque muy dentro de su ser sabía que debían regresar, no esperaba que fuera tan pronto, lo veía como algo en lo que debía pensar, pero en un buen tiempo más. Jack por su parte está tranquilo, porque no se le pasa por la cabeza la idea de que bajar de la montaña significa que no volverá a ver a Ennis, incluso le ofrece su dinero con este convencimiento, que se verán en cualquier momento y se lo va a regresar. Como muchas veces sucede a lo largo de BBM, Ennis sabe de antemano algo que Jack ignora, porque nace de sus propios miedos. Todo ese padecimiento de Ennis mientras se preparan para el regreso, lo vive Jack minutos antes de la despedida, cuando comprende que no empacaron de vuelta el sentimiento compartido en la montaña, que Ennis se despojó de la pasión de manera violenta y definitiva, dejándola estampada como un moretón en su cara, y que usa el nombre Alma como el último conjuro para apartarlo de su lado, para ser él quien diga adiós...y Jack lo entiende y lo deja partir, porque Jack nunca podría negarle nada...y mientras se va haciendo más pequeña su imagen en el espejo retrovisor, intenta tragar saliva y respirar hondo...porque aunque le duele, se tiene fe, Jack Twist sabe que tarde o temprano va a volver por él...

Neyda dijo...

Dalia, hermosas historias.
Espero pronto ver la pelicula, para poder ser parte de tu casita y compartir las anécdotas que rodean al mundo de BBM.
Besos,
Yo.

Max dijo...

Preciosa y dolorosa recreación del momento de la vuelta.
Que situación tan dura para Ennis. Es la primera vez que va a perder a su Jack. Es cierto, como dice Alas, que Jack lo vivía de forma diferente porque para él no significaba todavía el final, pero incluso así intuía el dolor de Ennis e intentaba aliviarlo.

Ana dijo...

Dalia, no tengo claro a quien dolió más ese momento. Ambos sabían que abajo ya nada sería igual. Ennis, fiel a su caracter, lo expresa contundentemente, con un puñetazo. Jack, fiel al suyo, con esa mirada que deja ver su sufrimiento.
Tampoco tengo claro a quien dolió más, si a ellos o a nosotros que lo sufrimos cada vez que vemos la película sin poder cambiar nada y sabiendo su trágico final.
El fin de la felicidad, de la tranquilidad de demostrar su amor sin miradas acusadoras y el principio de nuestro dolor.
Un beso Dalia y gracias por transmitir tanto con lo que escribes.

Dalia dijo...

Gracias amigas, es un placer compartir con ustedes mi amor por esta historia