viernes, febrero 19, 2010

Orgullosos de Dudamel


En estos tiempos que vivimos, nos quedan a veces tan pocas cosas a los venezolanos por las cuales sentirnos contentos de lo que somos, de lo que vivimos y de lo que no hemos logrado superar, que da hasta verguenza admitirlo.

Pero entre esas cosas que nos quedan para hacernos inflar el pecho de orgullo, están los hijos de nuestra tierra que logran destacarse en cosas maravillosas como la música y las artes.

Entre esas personas está el prodigioso Gustavo Dudamel.

Escribir aquí los logros de Dudamel, sería largo y tal vez muy aburrido de leer para quienes no le conocen, porque son tantos que la lista es impresionante, pero para resumir, puedo decir que Gustavo es un joven talento nacido musicalmente en el Programa de Orquestas Sinfónicas Infantiles y Juveniles de Venezuela, conocidas también como Orquestas Sinfónicas Infantiles/Juveniles Simón Bolívar, creadas de la mano virtuosa del maestro José Antonio Abreu.

Dudamel, no solo ha logrado brillar en los escenarios venezolanos como pocos otros, llevando el amor por la música de orquesta a todo los rincones de Venezuela, sino que ha logrado desplegarse a nivel mundial como un virtuoso y muy joven Director de Orquesta, al punto de que hoy en día se le conoce en todos lados, ya sea junto a sus chamos de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Simón Bolívar, la cual ha dirigido en giras por todo el mundo, haciendo levantar del asiento a príncipes, gobernantes pero también a gente normalita como tu y como yo, o también como el brillante y más joven Director de grandes orquestas sinfónicas a nivel mundial.

Qué felicidad fue para mi ayer cuando, en una escena de un filme américano como Valantine's Day, se podía ver clarito en el fondo el Salón de Conciertos Walt Disney de los Ángeles, California, con un afiche casi tan grande como la misma infraestructura del teatro, con nuestro querido Gustavo Dudamel.

Todos los que estábamos viendo el filme exhalamos a la vez de emoción y sonreimos de felicidad... nuestro muchacho está allí, triunfando, llevando el nombre de Venezuela muy en alto como pocos lo han podido hacer, con su juventud, su talento, su franca sonrisa, y su cabeza llena de rizos que se agitan de emoción a medida que dirige con la misma alegría y su enérgica batuta tanto a Mozart y a Bethoven como llevando el ritmo del Mambo y el Pajarillo.

En una Venezuela que cada vez tiene menos por lo cual sonreir, podemos seguir al menos contando con sentirnos felices y orgulloso por tener la misma idiosincracia y venezolanidad que Gustavo Dudamel, brillante en la Filarmónica de Los Angeles, en la Guthenburg Simphony de Suecia o en cualquier otra orquesta del mundo que lo invite para dirigirla.

4 comentarios:

Mar del Norte dijo...

Enhorabuena por sentir!!
1besote

Neyda dijo...

Dudamel nos hace sentir que sí se puede!

cristina dijo...

No me extraña que esteis orgullosos Dalia. Dudamel es extraordinario, insufla vida en sus actuaciones y la Simón Bolívar bajo su batuta es todo un ejemplo de alegría y amor por la música.
Dudamel es ya todo un fenómeno musical allende los mares.
Un abrazo.

Dalia dijo...

gracias amigas por sus comentarios. Muy cierto Gisela, así nos hace sentir cuando le escuchamos.