martes, marzo 25, 2008

Recordando

Qué regalo se esconde en cada una de tus sonrisas, impresas en mi memoria como fotografías queridas.

Qué dicha fue conocerte aunque partieras tan pronto, sin ti nada sería lo mismo, por ti todo es tan distinto.

Que bueno es saber que el cariño no lo detiene ni el tiempo, que la distancia lo hilvana, lo extiende pero no lo rompe.

Que duro ha sido enfrentar las barreras que impone la muerte, un muro tan alto y fuerte pero que la luz con su poder siempre vence.

Que días para ser vividos, que sueños para ser tenidos, que tristezas para ser sentidas, especialmente en las despedidas.

Sin embargo, persisto amigo, valió la pena vivirlo… quererte, perderte y tenerte para siempre aquí conmigo.

6 comentarios:

Rosa dijo...

Siempre vale la pena, siempre mi querida amiga. Las cosas buenas, su sonrisa, su talento, sus sueños. La muerte no puede con todo aquello, dicen que uno realmente muere cuando ya nadie te recuerda, y eso no podrá suceder, hay ciertas cosas que se quedan grabadas en el corazón... y de allí nada ni nadie puede arrancarlas.

AnCris dijo...

Claro que vale la pena... quizás sólo un minuto vale como toda una vida, porque en ese breve instante se vive con el alma...

Un beso grandísimo!

Max dijo...

"...tenerte siempre aquí conmigo"
Ciertamente.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Quienes dejan huella en nuestra vida se quedan para siempre con nosotros. Vívelo Dalia.

Marga dijo...

A veces un pequeño encuentro deja una huella imborrable en nuestros corazones.

La muerte no nos lo ha arrancado del todo, parte suya permanece en todos nosotros.

Bonita entrada Dalia, muy bonita

Dalia dijo...

gracias amigas...