lunes, mayo 21, 2007

Pesadilla

Ennis le gritaba con crueldad y toda la rabia que era capaz de sentir:

-¡NO TE VERÉ NUNCA MÁS!… ¡ESTOY HARTO DE TI!.
-No, Ennis. No… - lágrimas abundantes corren por su rostro mientras de rodillas, se llevaba las manos a los oídos para no oír las palabras que tanto daño le hacían:
-TE ODIO, JACK… ¡MALDITO SEAS, JACK TWIST!... VETE DE AQUÍ ANTES DE QUE ME CONVIERTA EN UN ASESINO Y TE DEJE COMO UN COLADOR.

Ennis saca un arma y le apunta a la cabeza. Jack siente las piernas pesadas de terror. Él temblaba viéndolo sin poder creerlo… a Ennis del Mar… su cara distorsionada de odio y desprecio… ¿quiere luchar por su vida? ¿dónde se puede esconder de la ira y los disparos de Ennis?.... No… no quiere hacerlo…. Jack se queda ahí, indefenso y miserable… esperando que Ennis acabe ya con su dolor… esperando el sonido similar al de una explosión… hasta que al fin le dispara…

Jack se despierta sobresaltado, el sudor y las lágrimas corren por su rostro… Lureen lo mira pálida y asustada, tiene un pañuelo en sus manos con el que estaba tratando de secar el sudor de su rostro. Él mira de lado a lado tratando de buscar a Ennis en la penumbra del cuarto, tratando de entender por qué le ahora le odia tanto… ¿por qué?

Poco a poco cae en cuenta que todo fue un sueño… recuesta su cabeza caliente de nuevo sobre la almohada mientras Lureen gime a su lado:

-Oh Jack… al fin despiertas… estaba tan asustada… ¡qué fiebre tan alta!

Ella moja el pañuelo en una taza que está sobre la mesita de noche y de nuevo lo pone sobre su frente caliente. Él aún siente en la espalda el dolor del balazo que soñó que Ennis le había dado.

Jack cierra los ojos sintiendo un poco de alivio… solo fue un sueño… un delirio de esa fiebre que le aqueja… pero lo que le preocupaba ahora no era solo la mentira de su sueño… Ennis le esperará en vano en la montaña sino llega a su cita…. Abre los ojos haciendo un esfuerzo y habla con voz débil y ronca:

-El te… teléfono… debo… debo hacer una llamada
-¿qué?... Oh no, Jack, por favor. Quédate recostado y no hagas esfuerzo… ¿es que no te das cuenta que estás muy enfermo?

Jack asiente… pero solo piensa en Ennis… solitario esperándole en la montaña… tiene que avisarle de algún modo…

-Tengo sed… - le dice a su esposa – tráeme agua, por favor… o mejor, ¿puedes preparar una sopa o algo así? Mi madre solía decir que es lo mejor para una mala gripe.
-Si, cielo. Enseguida… pero no te muevas, debes descansar… – dice angustiada temiendo que Jack haga precisamente lo que está planeando hacer: levantarse hasta el teléfono y hacer una llamada.

Apenas ella sale, él se rueda por la cama hasta la mesa de noche y con mano temblorosa toma el teléfono. No necesita buscar el número telefónico pues lo sabe de memoria, aunque nunca le llame a su casa ni al rancho de turno donde trabaja. Ruega que él no haya salido aún de viaje y que atienda el teléfono y no su esposa, mientras oye con un poco de dolor de conciencia el ruido que hace Lureen en la cocina:

-Hola – contesta el teléfono la ronca voz de Ennis.
-Ennis, soy yo, Jack. – apenas logra decir con el dolor de garganta que lo aqueja
-¿Jack?... ¿eres tú?... ¿hola?
-Si… soy yo – Jack voltea nervioso a la puerta de su cuarto esperando a Lureen y vuelve a hablar – no lograré llegar, Ennis.
-¿qué?... ¿por qué? ¿qué ha sucedido, Jack? – la preocupación de Ennis es evidente en su voz.
-Estoy enfermo… Ennis. Me temo que he pescado un fuerte resfriado, yo me siento… – de repente se ve interrumpido por un ataque de tos pero no cuelga, Ennis lo oye al otro lado y su preocupación aumenta.

Luego de un rato, cuando Ennis siente que Jack ha dejado de toser, le habla tranquilizándolo.

-No hay problema amigo, ¿OK? Descansa y cúrate. Yo estaré esperando tu postal. Yo…
-No te preocupes… me curaré pronto y podremos vernos… en la montaña… como lo habíamos planeado
-Lo importante es que te cures, Jack… yo te veré pronto…

En ese momento Jack oyó a Lureen volver a su cuarto y tuvo que colgar el teléfono. Ennis entendió perfectamente, aunque no sin tristeza, que no vería a Jack este fin de semana y tal vez en mucho tiempo más.

Poco a poco, en lo que fue transcurriendo la semana, Jack fue mejorando no sin gran tristeza, pensando cuándo podría Ennis hacer un hueco en su tiempo para verle, y deseando estar sano rápido para montarse su camioneta y correr como el viento hacia Wyoming.

En ese momento, mientras fingía dormir para que Lureen no le diera lata, sonó el teléfono y lo contestó automáticamente:

-¿Diga?
-¿Jack?
-¿Ennis?... no puedo creer que seas tú… en este momento pensaba en ti y en cuándo nos veríamos nuevamente
-Si… bueno… yo quería saber cómo estás…
-Ya mejor… lo peor ha sido quedar en manos de Lureen todos estos días…

Risas del otro lado de la línea, la risa de Ennis del Mar

-¿qué te puedo decir?... mujeres… Entonces… ¿ya estás curado?
-Si… bueno, casi…lo que más lamento es no haberte visto…
-Y yo… pero me alegra que no hayas hecho el terco y salido estando enfermo, el frío de la montaña te habría matado
-Si, es verdad… pero te extraño, Ennis… te extraño… mucho… demasiado…
-Y yo… no sabes qué no daría por estar ahora en la montaña… lo dos…

De pronto, ya no estaban hablando por teléfono, estaban los dos juntos en la carpa en un cerrado abrazo, diciendo y haciendo las cosas que no harían delante de nadie más…

-¿Jack tienes hambre?- la voz de Lureen lo había despertado sobresaltado. En ese momento, Jack sintió deseos de gritarle a su esposa, pero el pesar de que la llamada de Ennis hubiera sido solo otro sueño, le quitó las ganas hasta de pelear.
-No, gracias – se limitó a decir secamente.
-Pues deberías comer de todas formas, necesitas fuerzas para levantarte rápido de ahí. – dijo Lureen mirándole ceñuda - A propósito, llegó esto para ti. Espero que no signifique que te irás corriendo a las benditas montañas sin haberte recuperado completamente – le dijo mientras soltó un sobre en el regazo y lo miró duramente por un instante.

Jack lo tomó y miró la letra del sobre con deleite, era la desigual y pequeña letra de Ennis, pero no abrió el sobre hasta que Lureen terminó de hurgar en las gavetas y salió del cuarto.

Como un niño que abre un regalo largamente esperado, Jack rompió el sobre con prisa y se comió las pocas líneas de la primera carta (y no solo una postal), que le enviaba Ennis del Mar:


Rivertong, noviembre del 1969.

Amigo,

Espero que esta carta no te cause ningún problema, y que cuando la recibas estés mejor de salud.

Es una lástima que no hayamos podido vernos. Esta era la mejor época para cazar un alce, comer la carne ahumada y pelearnos luego por quien se quedaría la piel. Pero lo importante es que te mejores muy pronto para que nos encontremos nuevamente. Creo que en marzo podré usar el permiso que no utilizaré este invierno, lo que es bueno, pues ya no hará tanto frío como lo hace ahora. Escríbeme pronto para que confirmes la fecha. No te acostumbres demasiado a estar pegado a las faldas de tu mujer.

Tu viejo amigo de Wyoming,

Ennis del Mar.


La sonrisa no se borró en todo el día del rostro de Jack, a pesar de que Marzo le parecía ahora un mes muy lejano. En su próxima postal negociaría con Ennis una fecha más próxima. Luego de leer dos veces más la carta, la cerró y la guardó en su bolsillo. Luego llamó a su esposa:

-¡Lureen! Ya tengo hambre. ¿qué hay de ese almuerzo que me ofreciste hace rato?

8 comentarios:

Rosa dijo...

Yupiii¡ de nuevo soy la primera en llegar.
Amiga mía... sí pudiera expresar con palabras lo bien que me hace estar de nuevo aquí... es increíble como has descrito la sensación de Jack (tan parecida a lo que siento ahora),imposibilitado por su enfermedad de hacer lo que más ansiaba... correr al encuentro de Ennis, y luego esa carta con esas pocas líneas, que le siembran una sonrisa de nuevo. Así me siento al leerlos... después de una pesadilla, te despiertas y las cosas ya no son tan malas.

Mmmmm, ¿habrá algo de comer por ahí?

Un besito

Anónimo dijo...

Ay madre... La pasión vuelve.
Lo bello anidó aquí hace mucho tiempo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Como echaba de menos estas historias tuyas..huele a Brokeback,huele a montaña.
Comamos pues.

Max dijo...

Volvieron...cuanta añoranza.
Besitos para tí.

pon dijo...

Dios Mío, otra vez llorando de amor.....

Arquitecturibe dijo...

Que cosas mas bonitas con las que adornas tu casa... es un honor poder llegar a ella...
besos desde mi lejana Galaxia!

Mar del Norte dijo...

Gracias, Dalia, por este regalo que tanto echabamos de menos..
1beso grande

Dalia dijo...

Gracias a ustedes.