jueves, agosto 10, 2006

La Tormenta

Ennis iba a dirigirse a la montaña luego de haber compartido una parte de la mañana con Jack, cuando de repente, sonó un trueno terrible y un rayo deslumbró en el horizonte: una gran tormenta venía desde lo alto de la montaña, la cima ya estaba oscurecida y nublada completamente, era imposible ver el rebaño que se encontraba allá arriba, en la zona donde ya llovía a cántaros.

En lugar de dirigirse a su caballo, Ennis corrió a tapar la comida y las cosas que podrían dañarse con la lluvia, mientras Jack hacía otro tanto con las sillas de montar y otros enseres de cuero.

-¡Corre a la carpa! – le dijo a Ennis

Ennis lo pensó por un segundo, dudando si era prudente suspender su viaje a la cima donde estaban las ovejas, pero al sentir los golpes que le propino en su sombrero la granizada repentina, corrió junto a Jack hacia la carpa quien luchó luego por cerrar la abertura, mientras tanto, el viento hacía mecerse la carpa como si fuera arrancarla del suelo con ellos dos adentro.

-¡Dios! ¡mira el tamaño de esto! – dijo Ennis mostrándole a Jack unos pedazos de hielo que recogió con su sombrero.
-¡Si! Hace mucho frío ¡Ennis cierra la carpa!
-¡Debería volver con las ovejas! Se separarán con esta tormenta y no sabremos donde están.
-Te golpearas con un árbol, te caerás del caballo o algo así, y entonces desearás no haber ido.
-Se que me arrepentiré luego, pero tienes razón, me quedaré.

Los dos permanecieron un rato en silencio escuchando el aullido del viento y la lluvia caer, estaba tan oscuro como la noche y hacía un frío que congelaba los huesos, así que se acostaron en el lecho, muy cerca uno del otro, tratando de calentar sus cuerpos pero alertas por cualquier peligro que se pudiera presentar.

-Esto me hace recordar una noche de lluvia, hace años cuando estaba muy pequeño – dijo Ennis con voz suave, muy cerca de la oreja de Jack
-¿qué sucedió? – dijo este, esperando que fuera un recuerdo agradable de su infancia, y no uno de los que sabía le atormentaban.
-Nada importante, es solo que recordé mi madre. En una ocasión que llovió así, y ni mi padre ni mis hermanos estaban en casa, ella se fue a mi cuarto y se acostó así conmigo, justo tan cerca como estamos tú y yo ahora. Aunque me decía “no temas mi cariñito”, sabía que ella también tenía miedo, y me alegraba de que hubiera buscado refugio en mi cuarto a pesar de ser yo tan pequeño. Eso me hacía sentir grande y fuerte. – Ennis sonrió al recordar la sensación mientras sentía el calor de Jack tan cerca de él como lo había estado su madre.

Jack permaneció en silencio disfrutando de la voz de Ennis, y sabiendo que no le contaría esto si estuvieran cara a cara.

-“No temo mamá, tú estas conmigo y yo contigo”– le dije a mi madre, y luego le canté una canción que ella solía cantarme, si me acordara como decía, era algo así como…

Ennis empezó a canturrear en voz baja, pero recordaba muy poco de la canción, así que hizo silencio lanzando un suspiro.

-La conozco… - susurró Jack, y empezó a canturrear por lo bajo a su vez, moviéndose para cobijar a Ennis con su brazos y cantándole en el oído. “duerme mi niño… mi dulce amor… tu sueño yo cuido... tu ángel mi amor…”

Afuera los truenos retumbaban y la lluvia caía, el día siguiente sería pesado y la pasarían miserablemente buscando las ovejas, y cuando al fin las consiguieran, pasarían horas tratando de separarlas de unas ovejas chilenas con las que se habían unido, luego de huir despavoridas de la cima de la montaña. Al día siguiente pasarían sed y hambre mientras volvían con el rebaño a su lado de la montaña. Pero en su fuero interno, sus corazones aun permanecían dentro de la carpa, cobijados al calor de su amor y juntos en esta aventura, sin querer pensar en los días futuros.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Emotivo, tierno..precioso.Esa nana,era su canción.
Gracias Dalia.

Anónimo dijo...

Lindísimo Dalia, ellos debieron tener varios momentos romanticos y tiernos como este.

Gracias

Ana desde el Sur del Mundo dijo...

¿Atrapados por la tormenta?
Bendito cielo que les dio momentos como estos, que nunca olvidarían...

Besitos!

Max dijo...

Cualquiera sale con la que está cayendo fuera y lo maravillosamente bien que se está dentro. Al carajo las ovejas de Aguirre.

Dalia dijo...

Gracias mis cariñosas y amables amigas.

Es cierto Maxi, al carajo Aguirre y sus ovejas.

Anónimo dijo...

woww esta genial el relato
un beso Ultramar